Tuesday, March 12, 2013

Si no me lo se, me lo invento


En aquellos oscuros y tenebrosos años en los que, para representar a un cerdo, se tenía que representar a un cerdo, el mundo del Arte giraba sobre dos polos: el artista que representaba al cerdo, y el sufrido expectador del cerdo representado, que se veía abocado a la fatigosa y prosaica labor de cotejar el parecido entre ambas categorías de cerdos. Hoy, afortunadamente, nos hemos liberado de tal carga, que la han asumido generosa y sacrificadamente por todos nosotros los Críticos. ¡Por fin podemos ya no solo ser tontos, sino parecerlo!

 
 


2 comments:

  1. Viva la crítica y los supernumerarios de la Escuela de Petrogrado, jajaja, que grande. ¡Bravo!

    ReplyDelete