Hemos sustituído el conocimiento por la técnica, la sabiduría por la habilidad.
El
homo tecnocráticus ha de ser capaz de adaptarse a las cambiantes exigencias del mercado; ha de poseer un marcado carácter multidisciplinar, pero sin olvidar las necesidades de la especialización.
Así pues, el tránsito de un campo a otro de la empresa se realizará de una forma mecánica y a bajo coste, prevaleciendo la celeridad en la mutación de roles.
Frente a la figura del humanista, que buscaba un saber integral, surge el polifacético, que busca desesperademente no irse al paro.
A veces no distingo entre polifacético y esquizofrénico.
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