No era consciente de ello, pero era un místico. Alguien para quien la realidad toda era signo de algo más. Un Baudelaire humilde. Un minúsculo Juan de la Cruz. "El mundo es para quien lo disfruta", me solía decir. Doy gracias a Dios por habermelo puesto en mi camino. Nos volveremos a ver más tarde, pero desde hoy Campo, sin él, ya no será nunca más lo mismo.
Que entrada mas bonita!
ReplyDeleteGracias Luis por escribir con el corazón
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