Antes de entrar en Florencia, decidimos pasar antes por Fiesole, un pueblo de las montañas que rodean la ciudad, desde el que hay una perfecta vista panorámica de Florencia.
Y ya puestos en harina, a patear la ciudad. Y poco hay que decir que no se haya dicho ya.
Por cierto, Florencia estaba plagada de intervenciones de Clet Abraham, como las dos que siguen a continuación:
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