Wednesday, January 4, 2012

Perro semihundido (Goya)



Cada vez que voy al Museo del Prado, hay dos cuadros que nunca dejo de ver: el Descendimiento de Van der Weyden y esta "pequeña" obra de Goya, que ahora presento.

Esta obra es un buen ejemplo de lo que los "entendidos" llaman un grower: no para de sugerirte nuevas cosas cada vez que te enfrentas a él; el paso del tiempo no amortigua, sino que profundiza y acentúa, el impacto inicial.  Cuanto más uno madura, más se siente identificado con la escena que plasma el cuadro.

Hasta la fecha, nunca he encontrado una obra que refleje de forma tan dramática (y explícita) la estructura original de nuestra humanidad: la dependencia radical de otro. El perro semihundido es el hombre (somos todos nosotros), necesitados de que algo (o alguien), de forma inesperada y gratuita, nos salve de ahogarnos en el lodazal de nuestra existencia. Goya (sordo, aislado, vencido y de vuelta de todo) no nos viene con paños calientes, ni se anda con medias tintas: o te ahogas tu solo, o te devuelve a la vida algo (o alguien) desconocido.

2 comments:

  1. Muy buena entrada, muy buena reflexión, pero no crees que ese perro ( el humano) puede salvarse a sí mismo? de hecho tiene la cabeza hacia arriba, tienes razón todos necesitamos de todos, pero y si encuentra una piedra? y si está intentando sobrevivir, inténtalo un beso!
    Anónima3

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  2. Yo creo que todos nos hemos sentido identificados alguna/s vez(ces)con la imagen que expresa la obra de Goya.No se puede decir mejor.

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